Nosotras, la Coalición Internacional para la Abolición de la Maternidad Subrogada (CIAMS), como defensoras feministas de los derechos de las mujeres y de los niños y niñas, consideramos que la Ley irlandesa de Reproducción Humana Asistida, tal como se votó, es incompatible con los ideales europeos de dignidad humana y los derechos de las mujeres y de las niñas y niños.
El proyecto de ley, que fue aprobado por el Dáil sin un solo voto, fue aceptado en el Seanad solo unos pocos senadores presentes, aparentemente para evitar el escrutinio público. Nos parece que este proyecto de ley no debería haberse apresurado, debido a sus implicaciones internacionales. El proyecto de ley tiene como objetivo promover la normalización del mercado internacional de la subrogación. Su aprobación no solo afecta a Irlanda sino que todas las mujeres del mundo quedan expuestas.
Apenas tres años después de la disculpa del gobierno por la adopción forzada de hogares materno-infantiles, éste ignora instrumentos internacionales claves definen la subrogación como la venta de niños (Convención sobre la Protección de los Niños y la Cooperación en Materia de Adopción Internacional). Además, pasa por alto el hecho de que la subrogación es intrínsecamente comercial: todo el proceso, ya sea “altruista” o no, se organiza sobre una base comercial. No es una práctica relacionada con la salud y promoverla como una solución a la infertilidad o la imposibilidad de tener hijos es simplemente una falacia.
Criticamos el argumento basado en la consigna «mi cuerpo, mi elección» integrado en el proyecto de ley adoptado. Los senadores a favor del proyecto de ley elogian la agencia y la autonomía corporal. Sin embargo, ignoran que la subrogación es un mercado y una explotación de la capacidad reproductiva de la mujer. La subrogación es «mi cuerpo, la elección del comitente».
La prioridad de esta legislación es servir a las necesidades y deseos de los comitentes. No expresa ni la más mínima preocupación por la madre subrogada, particularmente por los riesgos graves para la salud a los que está expuesta, a menudo sin saberlo.
En cuanto al derecho de la madre subrogada al aborto, el ministro de Salud, Stephen Donnelly, declaró que «la madre sustituta tiene los mismos derechos que cualquier otra mujer durante su embarazo». Esta declaración no reconoce lo complicados que son los embarazos por subrogación. No, una madre sustituta no tiene los mismos derechos que cualquier otra futura madre porque tiene ‘clientes’ a quienes apaciguar y un contrato que cumplir.
El proyecto de ley expresa un compromiso de proteger a todas las partes involucradas en el contrato, pero carece de medidas concretas para lograr este objetivo, ya que la cuestión de proteger a las partes se deja a una única autoridad reguladora. Sabemos por experiencia que este tipo de organismo regulador está sujeto a una fuerte presión del mercado y los promotores de la subrogación. Al parecer, en Grecia, las salvaguardas inicialmente previstas en la ley original se han ido desmantelando a favor de una práctica cada vez más comercial.
La subrogación no promueve los derechos de las mujeres. Refuerza la idea de que una clase especial de mujeres puede ser utilizada como reproductoras para otras y que los niños son productos manufacturados.
N.B. Una intensa campaña de oposición a este proyecto de ley contó con la fuerte participación de nuestros miembros: Stop Surrogacy Now UK, Surrogacy Concern (RU), Radicailin (Irlanda), así como otras organizaciones irlandesas que nos complació mucho conocer: Not all gay, The Countess, Women’s place.
Coalición Internacional para la Abolición de la Maternidad Subrogada – Organización feminista y de derechos humanos.
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