El 6 de septiembre de 2025, una multitud de mujeres ataviadas con el uniforme rojo de las criadas de la distopía de Margaret Atwood[i], invadieron las avenidas de Madrid. Este evento, notablemente organizado, surgió por iniciativa de «Las Criadas»[ii], a las que se unieron inmediatamente una multitud de organizaciones, entre ellas la CIAMS, representada por nuestra copresidenta Berta O. García.
El objetivo de esta impresionante marcha era mostrar la oposición radical de las mujeres a cualquier iniciativa destinada a legalizar o favorecer el acceso a la explotación reproductiva en España. De hecho, son numerosos los intentos de abrir el espacio nacional a este mercado multimillonario, ya sea por parte de actores políticos, académicos, clínicas de fertilidad y agencias de gestación subrogada que operan en España y en el extranjero, o por organizaciones de compraniños.
Esta notable iniciativa demostró una vez más que el movimiento feminista está decidido a oponerse por todos los medios a la explotación reproductiva, una forma de violencia contra las mujeres por su capacidad reproductiva, al igual que la comercialización de óvulos, la esterilización forzada, los embarazos forzados y la falta de acceso legal a la anticoncepción y al aborto.
Esta es la declaración final leída al final de la marcha
NO A LOS VIENTRES DE ALQUILER
LAS MUJERES NO SE USAN
NUESTRA MATERNIDAD NO SE VENDE
Estamos hoy aquí para manifestar nuestra repulsa contra los vientres de alquiler desde una posición abolicionista y feminista. Una práctica que explota nuestra capacidad reproductiva y cosifica y mercantiliza a nuestras hijas e hijos recién nacidos.
Estamos aquí para denunciar que esta práctica criminal, ilegal y prohibida en España está siendo hoy -aquí y ahora- promocionada impunemente por la industria que se lucra a manos llenas de nuestra maternidad y de la venta de nuestros hijos e hijas; que está siendo blanqueada por quienes soslayan la legalidad vigente y acuden a otros países para explotar a mujeres vulnerables y quedarse con sus criaturas, como si el deseo de ser padre o madre les otorgara el derecho a pisotear salvajemente los derechos humanos más básicos.
Ningún deseo justifica usar a una mujer como si fuera una incubadora por encargo. Ningún deseo justifica adquirir bebés por contrato a mujeres vulnerables. Las mujeres, nuestros hijos, nuestras hijas, debemos ser todas, en todos los países del mundo, ciudadanas de primera y sujetos de derecho.
Nuestra legislación, los tratados internacionales suscritos por España y la jurisprudencia del Tribunal Supremo son muy claros: la “gestación por sustitución” es una forma de violencia contra las mujeres que vulnera gravemente nuestros derechos sexuales y reproductivos y va contra el orden público; los contratos de la mal llamada gestación subrogada son nulos de pleno derecho y la maternidad viene determinada por el parto; el Código Penal prevé castigo a quienes reciban o intermedien en la entrega de un hijo -incluso en país extranjero-, mediando compensación económica, con el fin de alterar su filiación.
Además, la mal llamada gestación subrogada reproduce todos los elementos de la trata de personas recogidos en el Protocolo de Palermo. Siendo su finalidad la explotación reproductiva, la captación de mujeres para ser madres “subrogadas” se realiza siempre mediante engaño (diciéndoles que no son madres de los hijos que traen al mundo) y mediante coacción, sea ésta social (estereotipos sexistas de sacrificio, altruismo y entrega a los demás) o económica en la mayoría de los casos. La feminización de la pobreza a nivel global hace más vulnerables a las mujeres y las convierte en el principal objetivo de esta industria transfronteriza multimillonaria. Una industria que se dedica a explotar la capacidad reproductiva de las mujeres y a poner en venta a sus hijas e hijos recién nacidos con menos derechos que los animales de compañía.
EXIGIMOS
- La aplicación del Código Penal a quien recurra a los vientres de alquiler en cualquiera de sus modalidades: comercial o altruista.
- El respeto al principio de no filiación contractual: la persona no es objeto de encargo y contrato. Las criaturas no se compran ni se venden ni se regalan.
- La inclusión de esta forma de violencia contra las mujeres en nuestro Código Penal.
- Su reconocimiento como trata de seres humanos con fines de explotación reproductiva dentro de la Ley Orgánica Integral contra la Trata en preparación.
- Su abolición en todo el mundo, a través de un tratado internacional vinculante.
[i] https://en.wikipedia.org/wiki/The_Handmaid%27s_Tale
[ii] https://x.com/LasCriadas
Imágenes de la marcha
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