Las mujeres tenemos derecho a la seguridad, a la dignidad, a ser consideradas seres humanos de pleno derecho, pero hoy en día estos derechos aún no están garantizados y cada 8 de marzo está ahí para recordárnoslo.
La CIAMS, como organización feminista que lucha por la abolición de la gestación subrogada, se enfrenta a diario a la realidad de la trata de personas y a la violencia que sufren, en todo el mundo, las mujeres utilizadas como materia prima en la industria de la explotación reproductiva y la venta de sus hijas e hijos. Recientemente en Georgia, cientos de mujeres reclutadas en Uganda, Tailandia, Turquía, Rusia o Kazajistán… vivían retenidas en granjas de ovocitos y de producción de recién nacidos por encargo. En Argentina, europeos adinerados consiguen bebés mediante gestación subrogada y a veces los abandonan si no se ajustan a sus exigencias, como fue el caso del bebé prematuro rechazado por la francesa que lo encargó. En Grecia, Estado miembro de la Unión Europea, existe trata de mujeres con fines de explotación reproductiva, aunque la práctica allí es legal y supuestamente altruista. Legal, regulada, ética o altruista son términos que están ahí para garantizar los intereses de los explotadores ricos y sin escrúpulos y para tranquilizar sus conciencias. Lo hemos visto en Dinamarca e Irlanda, por ejemplo, que han legalizado recientemente la gestación subrogada concediendo menos derechos a los recién nacidos humanos que a los animales de compañía e ignorando los antecedentes penales de los comprabebés, que pueden haber sido condenados incluso por agresiones sexuales a menores o por violencia contra las madres subrogadas.
Estas historias que tienen lugar ante nuestros ojos nunca parecen traspasar el umbral de la conciencia y la opinión públicas.
Entre los responsables políticos, muy pocos se ponen abiertamente del lado de las mujeres. La mayoría, por indiferencia o por ignorancia de este mercado globalizado y de sus prácticas, cae en la trampa de la compasión por los compradores de niños e invisibiliza a las madres que se involucran en ello por necesidad arriesgando su vida y su salud.
Conocer la verdad sobre la gestación subrogada es muy incómodo, pero actuar contra esta forma de violencia y de trata de personas es fundamental y requiere valentía política. Es mucho más fácil adherirse a los relatos idílicos de familias felices por encargo que enfrentarse a la realidad de mujeres deshumanizadas y reducidas a la condición de productoras de seres humanos. ¿Representan realmente los responsables políticos los intereses de las mujeres y las niñas o se convierten, por comodidad, ignorancia o complicidad, en aliados del sistema patriarcal? ¿Vamos a permitir que las mujeres y los niños sean comprados, vendidos o regalados como objetos deshumanizados?
La explotación reproductiva es una cuestión política esencial. Nunca aceptaremos la normalización de la explotación del cuerpo de las mujeres y la venta de nuestros hijos. Ha llegado el momento de decir «¡basta!».
Con motivo de este 8 de marzo, Día Internacional de la Lucha por los Derechos de la Mujer, hacemos un llamamiento a toda la sociedad para que se movilice y contribuya a la abolición de la gestación subrogada y a garantizar los derechos de las mujeres y las niñas en todo el mundo.
Berta O. Garcia Marie Josèphe Devillers Ana-Luana Stoicea-Deram
Co-presidentas de la Coalición Internacional para la Abolición de la Explotación Reproductiva
versión para imprimir CP 8 mars spanish